La tecnología avanza a mayor velocidad que nuestra capacidad para asumirla. Ya nos estamos habituando a esa sensación de vértigo ante las realidades que, paulatinamente, van saliendo de los laboratorios. Un ejemplo son las interfaces-cerebro-computadora (ICC), también conocidos como interfaces cerebro-máquina y que consisten en tecnologías que establecen comunicación directa entre el cerebro humano y un ordenador o circuito externo, sin mediación de manos, ojos ni oído: En cierto modo, un paso previo a la telepatía.
¿Ciencia ficción?
Esta pregunta retórica se ha vuelto ya un tópico. Por poner un solo ejemplo de que no es así, Facebook trabaja en este momento en una tecnología que, de ser exitosa, nos permitiría escribir directamente con el pensamiento, creando textos en soporte informático. A este proyecto se lo ha bautizado como “Thought-to-Text” (Del pensamiento al texto).
De la mente a la pantalla
En efecto, el gigante tecnológico de Mark Zuckerberg financia a un grupo de investigación de la Universidad de San Francisco que trabaja en un algoritmo que, “de forma no invasiva”, descifrará la palabra que el usuario pretende escribir y ésta aparecerá en pantalla, sin necesidad de pronunciarla en voz alta. Según Facebook, dicho algoritmo decodifica datos cerebrales y los convierte en texto a velocidad nunca vista y sin apenas tasa de error.
interfaces-cerebro-computadora
Mientras lees este artículo, laboratorios de todo el mundo compiten en una frenética carrera por dar forma a una de las tecnologías que dibujarán el futuro y cambiarán nuestras vidas: Las ICC. Éstos dispositivos registran la actividad neuronal para extraer la información al exterior. Pueden ser acústicas, magnéticas, ópticas, eléctricas y quién sabe qué más. Las hay invasivas y no invasivas. Las primeras se instalan en nuestro cerebro mediante neurocirugía. Las segundas pueden tomar la forma de wearable y pueden funcionar por cables o Wireless. Como ya hemos mencionado en este blog, un día podrían llegar a sustituir a los Smartphones y seríamos nosotros, los seres humanos, quienes estaríamos directamente conectados a Internet. Pueden también mejorar (o manipular) nuestras percepciones sensoriales, como ha venido ya probándose desde hace años (con éxito) en animales de laboratorio. De hecho, las primeras aplicaciones que se plantearon a las ICC era asistir a personas que padecen ceguera, parálisis u otras discapacidades.
Realidad aumentada dentro de ti
El proyecto “Thought-to-Text” de Facebook es sólo uno de los muchos que se desarrollan en este momento. Desde la compañía afirman que en un día no muy lejano “escribir con la mente se considerará algo normal”. Pero, aseguran, su algoritmo puede potencialmente ir más allá: Podría aplicarse a la realidad aumentada, sin gafas ni auriculares, directamente sobre nuestra percepción sensorial.
