Las webcams y las cámaras con conexión a Internet en general y han cambiado no solo nuestra vida cotidiana, sino la sociedad, la economía… e incluso el curso de la historia. El “I can’t breathe” de George Floyd, por ejemplo, disparó un cambio irreversible en la sociedad norteamericana. Se han vuelto parte tan esencial e inseparable de nuestro día a día que muy a menudo olvidamos que hace apenas tres décadas eran casi ciencia ficción. Con su pequeño tamaño, son una herramienta poderosísima… para construir o destruir. Hoy repasamos la historia de estos fascinantes dispositivos.
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La abuela de todas las webcams
¿Eran conscientes Quentin Stafford-Fraser y Paul Jardetzky, dos investigadores de la Universidad de Cambridge, del hallazgo que estaban realizando cuando, en 1991, instalaron una cámara para controlar de forma remota las existencias de café en el bar de su departamento? Porque de esta forma tan fortuita, casi lúdica, nació la primera webcam. Era una sencilla Philips en blanco y negro, de baja resolución y que generaba tres imágenes por minuto. Con todo lo rudimentaria que pueda parecernos, encerraba una idea genial. Podemos decir que esa cámara es la abuela de los stories de Instagram y todos sus refinamientos técnicos, por poner un solo ejemplo actual.
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Un pequeño paso adelante
Aquella primera Philips, en su simplicidad, no respondía a peticiones web. Esto llegó dos años después, en 1993, cuando Dan Gordon y Martyn Johnson evolucionaron el software para que cumpliese esta función mediante Mosaic, un navegador gráfico que permitía renderizar imágenes, es decir, crear imágenes a partir de un modelo 2D o 3D. Mosaic funcionaba con JPEG y GIF, aunque no PNG. Mosaic desaparecería muy pronto, en 1997, con la irrupción del navegador Netscape. En cualquier caso, este salto marca para muchos la verdadera creación de la webcam.
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Cámaras y teléfonos móviles
Desde entonces y hasta ahora la evolución de las cámaras en su aplicación digital ha sido pasmosa. Vertiginosa fue también la carrera de las empresas tecnológicas por desarrollar el primer teléfono móvil con cámara incorporada. La mismísima Apple estuvo en la pugna y la perdió. Aunque a menudo no hay consenso, suele reconocerse al Kyocera VP-210, lanzado en Japón en 1999, como el primer teléfono de la historia con cámara incorporada. Este ingenio podía tomar hasta 20 instantáneas con su lente de 0.11MP. Tenía incluso un soporte para que el usuario se hiciese fotos a sí mismo… el germen del selfie, si le echamos imaginación.
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Cámaras y smartphones
Hoy las cámaras con acceso a Internet están integradas en ordenadores y en todo tipo de dispositivos. Vivimos en un mundo desaforadamente audiovisual. Un paso clave en esta evolución fue la aparición del primer smartphone en 2007. Como suele decirse, el resto es historia. Las aplicaciones de cámara actuales son infinitas: cámaras de seguridad, entretenimiento, negocios, trabajo, acercar a las personas. Hacen posible las relaciones a distancia, o que podamos ver a nuestra familia desde la otra parte del mundo… Pero las cámaras son también un reto en lo que a privacidad y seguridad se refiere. Un gran reto al que debemos aprender a responder.
